domingo, 12 de septiembre de 2010

¿Padres o Amigos?

El vínculo padre-hijo, ya desde su mismo nombre, se manifiesta diferente del vínculo amigo-amigo.

Ser padres no es tarea sencilla y mucho menos en tiempo en los que falta el tiempo. A veces, por sentimientos de culpa o simplemente por complacer a los chicos, resulta más sencillo SER COMPINCHES que ser papás. Con frecuencia, la sutil frontera que separa ambos roles que desdibujada cuando los padres se ubican en un LUGAR DE IGUALDAD con relación a sus hijos. El doctor Mario Elmo, explica que " EN REALIDAD, ACTUAR COMO AMIGOS DE LOS HIJOS ES NO ASUMIR LA FUNCIÓN QUE CORRESPONDE COMO PADRES, YA QUE ESTO IMPLICA DEDICACIÓN, TIEMPO, ESFUERZO, PERSEVERANCIA, PACIENCIA Y CAPACIDAD DE AUTOCRÍICA DE LOS PROPIOS VALORES Y DE LAS ACCIONES. ADEMÁS, CONLLEVA EL TRABAJO DE CONSENSUAR PAUTAS ENTRE AMBOS PADRES Y SOSTENER LOS ROLES MÁS ALLA DE LA FATIGA O HUMOR DEL DÍA".

Asumirse como "amigo" de un hijo es de alguna forma esquivar estas responsabilidades y esfuerzos adoptando comportatamientos indulgentes, negligentes, que ocultan lo que verdaderamente sucede: la desatención a las demandas y a las necesidades vitales de los chicos.


Porque a FALTA DE REGLAS estalecidas en la casa, los chicos crean sus propias reglas o las adoptan de otros y esto es verdaderamente peligroso.




FUNCIONES CLARAS

¿Qué significa "ser padres"? Es una terea que demanda mucha paciencia, esfuerzo y mucha dedicación. Según los especialistas, se asocia la función materna a todo aquellos que tiene que ver con el cuidado del cuerpo, con el sostén físico y emocional, con el primer acercamiento del niño a su entorno y también es el apoyo afectivo que contiene durante el crecimiento y desarrollo.

La función paterna tiende a establecer el orden y a introducir al niño en el mundo de las reglas instaladas en la sociedad, y también promueve la diferenciación sexual.

Actualmente las funciones de padres y madres son intercambiables o pueden desempeñarse o coexistir sólo desde uno de los padres, sin depender necesariamente del sexo. Esto se debe a que el núcleo familiar ha cambiado, y mucho, y existen familias uniparentales o ensambladas en las que algunos de los adultos asume una de las funciones, independientemente del parentesco con el niño.


AMIGOS SON LOS AMIGOS

Las funciones materna y paterna se diferencian claramente de la amistad y eso debe ser evidente. La amistad es un vínculo que surge en distintos momentos de la vida de los niños. Los amigos viven experincias similares, tienen una relación de afecto y reciprocidad, pero entre ellos no existen pautas ni reglas prefijadas que cumplir. Aunque haya actitudes solidarias, de compañerismo y de afecto, entre amigos no surgen responsabilidades vínculadas con el sostén emocional.


CONSTRUIR LA CONFIANZA

Los padres que ceden en su rol para emparejarse con sus hijos creen que los chicos se sentirán más confiados con ellos. Por el contrario. el doctor Elmo señala que la confianza surge a partir del afecto y del cuidado que se da en la crianza: " Cuando son chiquitos, los niños muestran una clara preferencia por su padres frente a otros adultos y esto se debe a que son ellos los que le proveen la satisfacción a todas sus necesidades vitales, les dan afecto, los protegen, los contienen, los abrigan, los alimentan...". Esa relación de confianza se fortalece mas tarde, cuando las reglas y las pautas son coherentes, fáciles de comprender y son sostenidas en el tiempo sin cambios. Esto es clave cuando los chicos hacen sus primeras inserciones sociales, es decir, cuando ingresan al jardin, o sea, a un mundo que tiene reglas sobre lo que está permitido y/o prohibido, lo que es seguro y/o peligroso. Enfrentarse a los límites los enoja en casa y fuera de ella. Y es ahí cuando deben contar con sus padres como referentes. "Los límites y las pautas deben expresarse de manera clara y sencilla, teniendo siempre en cuenta el interés del niño por sobre el de lsoa adultos".


Con el correr del tiempo la relación se afianza cuando los padres están predispuestos a escuchar, dialogar y compreder las necesidades de los hijos. Y los chicos saben que cuentan con padres que se ocupan y se preocupan por ellos. Elmo acota que "los padres también van aprendiendo a ser padres y es bueno que se muestren flexibles, se adapten y revisen las pautas fijadas en función de los logros y las demandas de los niños".




En esta pagina los chicos pueden aprender a dibujar, a escribir letras, numeros y a realizar juegos didácticos y de memoria.
http://www.childtopia.com/

lunes, 6 de septiembre de 2010

lunes, 12 de julio de 2010

Poner limites es una de las tareas mas dificiles para los padres, hoy en dia.
En la pagina que adjuntaremos, le brindaremos mas informacion acerca de este tema que es muy interesante.

http://www.tudiscoverykids.com/padres/articulos/limites/

martes, 6 de julio de 2010

Los Limítes y Los Valores

VALORES Y LÍMITES

¿De qué estamos hablando cuando decimos “límites”?



Frente a esta pregunta, la primera tendencia es remarcar el aspecto negativo de los límites como “lo prohibido”. Desde otra dimensión, podemos descubrir que se convierten, como todo lo humano, en una realidad “paradojal”. Algo es paradojal cuando se presenta como aparentemente contradictorio, pero que visto desde una mirada más amplia, resulta complementario.
No puede haber una moneda de una sola cara. De la misma forma, los límites contienen una dimensión restrictiva en razón de que excluyen algo del campo de la libertad, pero a la vez expresan una afirmación positiva y expansiva, porque actúan en razón de un bien que se debe respetar y cuidar.
La educación es también ese tiempo de encuentro para que todos nos ayudemos a vivir, cada uno de una forma. Cuando se resalta de tal manera el privilegio de los chicos que se opaca la figura de los mayores, algo anda mal en el proceso educativo. Una vida sin valores-límites acaba siendo insoportable para los mismos chicos. Donde se vive sin límites es porque en la base se está viviendo sin valores claros.
Alguien tiene que ser capaz de confrontar amable y firmemente con los niños y adolescentes. No es bueno que confundamos la necesidad de generar autoestima en nuestros chicos con la tendencia, inconsciente, de acabar proponiéndoles una forma de narcisismo; que piensen en sí mismos, en sus ganas o broncas, sin descubrir suficientemente al prójimo.
Los padres hemos tendido a ser permisivos, movidos por el temor de privar a nuestros hijos de la seguridad de ser protegidos y de la experiencia amplia de su libertad y espontaneidad. De esta forma los hijos-alumnos no llegan a elaborar la actitud de vida realista, ésa que ha captado los valores y los límites de una forma clara y profunda. Los chicos llegan a la escuela sin esos principios básicos de la socialización primaria, y los docentes y directivos se encuentran con reclamos que no siempre están capacitados y dispuestos a resolver.
Si la experiencia de los límites no viene vivida desde el hogar y en la escuela no se termina de asumir esta dimensión, es el niño el que queda abandonado a sus impulsos.

Cuando hablamos de los límites estamos hablando necesariamente de los valores.



Es siempre un valor el sostén que autoriza el límite. Lo que tiene valor no se puede dejar expuesto de cualquier manera, sino que reclama un cuidado especial; ese cuidado especial que protege lo que tiene valor, se llama límite. Lo que no tiene valor se puede exponer de cualquier modo. No reclama límites de protección.
Son los valores los que enriquecen al ser, al objeto o a la acción. Los límites están presentes, se formulan para que no se expongan esos valores de manera imprudente.
Una escuela donde no hay límites muestra inevitablemente que tampoco allí hay valores definidos. Un país donde no hay ley es un país caótico, donde tarde o temprano será un martirio vivir sin sentido del bien común. Un país donde triunfarán la ley del poderoso, la corrupción, la mentira y la manipulación.
Los límites no son un fin en sí mismos; son un medio para resaltar y mantener a resguardo los valores: la dignidad de la persona humana, la búsqueda de la verdad, la solidaridad, la justa propiedad privada, el amor, el aprovechamiento razonable del tiempo…

Pero, ¿qué son los límites? ¿Qué función cumplen?

Los límites nos afirman qué es la cosa de la cual se trata, hace comprender con facilidad lo que se puede esperar de ella.
Los límites señalan lo que es y lo que no es, y por lo tanto, lo que corresponde y lo que no corresponde.
Existe una conciencia que se ha nutrido de los modos en que la comunidad ha plasmado su idiosincrasia y ha establecido informalmente, pero en forma suficientemente explícita, lo que espera de sus miembros. En este ámbito de normas y límites sociales se da una amplia gama de posibilidades de transgresión y de transformación. Hoy en día cobran una importancia particular los medios masivos de comunicación en la formación y modificación de estos usos sociales por su capacidad, a menudo subliminal, de plasmar modelos y contramodelos sociales.
Las normas y límites legales son establecidas por la autoridad competente para promover un bien determinado en la comunidad, o para evitar un peligro o un daño, y deberán ser el fruto de una ponderación racional, pero una vez que se ha cumplido con los requisitos, tiene vigencia. Es una ley y son límites legales, y obligan en el ámbito de su promulgación. Cuando un colegio admite a sus alumnos a partir de la aceptación y conformidad con un determinado ideario, se está aceptando una determinada legislación propia de la institución a la que quiere pertenecer; entonces esa legislación compromete a quienes hayan decidido pertenecer.
La falta de conciencia moral hace que no haya responsabilidad verdadera frente a las leyes sociales y legales. Las normas y límites morales son el fruto de la recta razón. Quizás se trate de formar en la capacidad de la razón y de la conciencia moral. El pensar verdadero desemboca en la libertad verdadera.
¿Será anticuado hablar de límites? ¿O es indispensable redescubrirlos en estos tiempos de permisividad posmoderna en que hemos entronizado el culto de la libertad absoluta, sin valores que la orienten y la condicionen?

¿No hacen daño los límites?


Hay límites que hacen daño, y hay límites que son necesarios para una buena formación humana. Lo importante es tener la claridad suficiente para discernir cuándo se está en un caso y cuándo en el otro.

Hacen mal:
· Cuando son excesivos: cuando hay un NO para cada iniciativa. Cuando hay una recriminación para cada error. Cuando se ahoga toda alegría bajo una experiencia de que “toda está bajo sospecha”. El niño que crece en ese ambiente nunca elabora el básico sentimiento de “posesión de la vida”, va concibiendo inconscientemente que la vida es de los otros y para los otros. Se torna fácilmente sumiso a las frustraciones o desmedidamente violento ante ellas en ciertos casos. Estructura rígida que impide la experiencia progresiva de la libertad. Primacía del orden, del grupo ambiental
· Cuando no existen, porque nunca se reivindica un límite que oriente la vida del niño (o del adulto). En el caso de ausencia de límites se produce el efecto opuesto al caso anterior. El ser humano va creciendo en una experiencia de ilimitación que tampoco es fuente de autoestima. Difícilmente elabora a tiempo la certeza del otro a quien debe reconocer su lugar y sus derechos. Ausencia de estructuras que conformen la identidad. Desnaturalización del orden, primacía desorbitada del individuo.
· Cuando no se cuida ni la forma ni el tiempo ni el lugar adecuado para su propuesta y aceptación. La forma es tan importante como el contenido que se pretende hacer descubrir y comprender. Cuando se reprende de malos modos, con palabras hirientes, con lenguaje autoritario y humillante, no se le está brindando ningún servicio, aunque se le diga la fórmula ritual: “Lo hago por tu propio bien”. La firmeza que los límites pueden requerir en ciertos casos no está reñida con el respeto y el amor por la persona hacia quien va dirigido.

Hacen bien:
· Cuando son la expresión de una verdadera razón, un valor genuino, que los motiva y los sustenta. Debe ser un ordenamiento racional que trate de preservar un bien, un valor que hace a la buena vida-convivencia humana. Muchas veces nos equivocamos porque tomamos por verdaderas razones y valores lo que en definitiva es solamente una costumbre, y de dudoso origen. Esto requiere de un verdadero diálogo que permita escuchar sin renunciar a las responsabilidades de adultos.
· Cuando los establecemos de un modo, en un tiempo y en lugar adecuados. El modo se refiere a las palabras y los gestos, el tono de voz y expresión física. Cuando no nos dirigimos por un enojo, sino por una razón que va cargada de amor genuino. Lo esencial no es que reciba un límite con el rostro sonriente, sino que lo comprenda para elaborar sus propios patrones de vida. A veces nos urge decir “ya” y normalmente, ese “ya” es fruto de nuestra ansiedad o de nuestra rigidez, que en el fondo siempre contienen algo de inseguridad.


¿Ser libre es hacer lo que se siente?


¿”Todo vale” si me hace sentir bien? Todos queremos sentirnos bien, pero todos los sentimientos son bipolares. El que es capaz de amar es capaz de odiar; el que es capaz de ser generoso es capaz de ser mezquino; el que es capaz de respetar al prójimo es capaz de ignorarlo y de abandonarlo en la miseria; el que es capaz de ser honesto es capaz de ser corrupto.
No todo lo que se siente es un simple pasaporte a la acción, ni a la convicción interior. Eso que “se siente” no es un valor absoluto, necesita de una instancia que permita juzgarlo para descubrir si es lo verdaderamente humano, lo valioso que podemos y conviene aceptar y vivir. Lo absoluto son los valores.
La libertad humana parece asemejarse al funcionamiento de una brújula; la aguja marca hacia un lugar permanente: Los valores. Desde esta posición es posible orientar el camino del viajero. Y allí donde aparece el compromiso con los valores que son el referente para juzgar lo que sentimos en nuestro interior, surge naturalmente la realidad de los límites, que son el reverso de la misma realidad: los valores.
No es “todo lo que se puede hacer está bien”, sino al revés: “todo lo que está bien, de acuerdo al juicio de verdad y de valor que debe acompañarlo, se puede hacer”.
“Pero entonces, ¿¡no somos libres!?” Hay un límite que no inventan los seres humanos, sino que viene descubierto por ellos cuando se plantean la realidad reflexivamente y comprenden qué es lo que contribuye para una buena y sana vida humana, una buena y sana convivencia humana.
¿Ser libre es hacer lo que se siente? ¿O lo que se siente necesita de un referente, un valor, que inevitablemente me señale el lugar y el límite de lo humano?
Quizás entonces, la pregunta pasaría por otra circunstancia: ¿Qué hacer con lo que se siente?

¿Hay que reprimir lo que se siente?


El deseo, como expresión espontánea de una dirección de acción o reacción, surge de nuestra interioridad profunda, pero normalmente estimulada por las circunstancias. Llamamos “pulsión” a la fuente personal, interior, de los deseos. Llamamos “presión” a la fuente ambiental, social o externa, de los deseos. La persona humana “es el ser racional que es-siendo-con-los-otros”. No somos islas ni somos masa informe.
Una vez que se instala en nosotros el deseo, viene la necesidad de la respuesta de nuestra conducta. La represión es la actitud por la cual negamos lo que estamos sintiendo o lo rechazamos en forma irracionalmente ciega; o en cumplimiento de una orden que nos exime de tomar conciencia de lo que nos ocurre. Lo típico de la represión es que aísla una parte de nosotros mismos, de nuestro mundo emocional, del control razonable de nuestra conducta. Esta fuerza que hemos negado no por ello deja de existir, sólo que al no ser reconocida razonablemente, queda escondida y desconocida en nuestro interior, y adquiere la capacidad de manifestarse solapadamente.
Represión es negarse sistemáticamente a reconocer los verdaderos sentimientos que experimentamos. Lo importante no consiste en negar la realidad, sino en aprender a gobernarla sensatamente, de acuerdo con el sentido humano y los valores en juego.
En la represión existe siempre una actitud autoritaria que se padece y a la vez se aprende, y que finalmente lleva a la rigidez consigo mismo y con los otros; aunque pueda decir que “fui criado entre algodones”. Esta es una sutil forma de represión. Porque se rodea de tantos cuidados al niño o al adolescente que se le impide tomar contacto con las realidades que debería aprender a enfrentar; puede resultar un “chico bueno”, pero no preparado para los desafíos que la vida luego presenta; le faltarán estructuras sólidas de confianza en sí mismo.
“La verdad los hará libres”. El Evangelio no habla de libertinaje, pero en ningún pasaje sugiere una actitud represiva. El asunto no consiste en ignorar o negar lo que se nos presenta como información, sino en la disposición con que, a partir del buen reconocimiento de la realidad, tomamos una decisión.
El niño tiene el derecho de aprender a sentir lo que siente y explorar cada día un espacio más para su vida. Tiene derecho a darse cuenta de lo que quiere y a defender su autoestima reclamando su punto de vista. Debemos cuidar de no reprimir nosotros, para que no aprenda a reprimirse él.

¿Hay que dejar hacer libremente todo lo que el niño o el adolescente quieran?


Cuando en un ambiente reina la permisividad, se disgrega todo porque no se descubren los valores al no estar definidos por los límites que los protegen.
Si la represión era el reinado de la autoridad por la autoridad, de la voluntad por la voluntad, la permisividad es el de permitirlo todo en nombre del derecho a una espontaneidad casi sin límites.
Si en la represión la inseguridad del educador se manifiesta como rigidez, en la permisividad lo hace como miedo o sobredimensión del educando. Es típico de los ambientes permisivos que los responsables educativos muestren una evidente pérdida de la toma de iniciativa. E esta audencia de conducción, que produce desconcierto y profundo malestar en los educandos mismos, provoca la aparición de un fenómeno socialmente conocido: la carencia de un verdadero liderazgo es llenada por la manipulación del ambiente por los más audaces, que normalmente no son los más sensatos y responsables.
Al analizar los programas de TV, vemos que la conducta que sobresale como natural y habitual es la disponibilidad para seguir los impulsos en forma indiscriminada, que acaba instalándose como una constante ue se metamorfosea como “lo normal”, donde lo valorativo es superado por lo estadístico. Y esto se convierte en un disparador espontáneo de conductas.
Si el exceso, la rigidez del autoritarismo producen una personalidad excesivamente estructurada y dependiente, incapaz de experimentar la alegría de la libertad; la carencia de autoridad que acompañe con amor y firmeza el proceso formativo, da como resultante una personalidad sin nociones claras de lo que es y lo que no es. La informidad. La primera resulta una estructura de cemento armado. La segunda de plastilina. Y ninguna es apta para enfrentar adecuadamente la realidad. Si la primera genera un sentimiento desproporcionado de culpa y responsabilidad, la segunda contribuye poderosamente a permanecer en un estado de personalidad superficial, sin vida interior, irresponsable o indiferente.
Debemos cuidar de no ser permisivos nosotros, como educadores, para que el educando no aprenda a serlo consigo mismo, y con todo.

¿Cómo contribuir a formar la capacidad de autogobierno?


Cuando se deba señalar algo con carácter de necesario, deberá ser en razón de un valor que compromete realmente a la persona y los distintos modos de convivencia. Y cuando se ha de indicar una negativa de algo, deberá ser por causa de que hay una razón valiosa que entra en juego y que se debe respetar por el bien de la vida-convivencia. Así estaremos colaborando para que internalicen las normas en razón de sí mismas y se haga cargo de la realidad.
Cuando actuamos fomentando la represión, lo estamos amaestrando o le estamos cercenando la capacidad de iniciativa y de responsabilidad bien fundadas. Y cuando al revés, nuestra manera de de conducción es la que permite todo, estamos fomentando la irresponsabilidad y la falta de sentido crítico frente a la realidad. Colaboramos para que el educando crezca en capacidad de autogobierno cuando obramos en consonancia, lo que supone fundarnos en razones sólidas, valederas, o mostrarle si ya es capaz de discernir con cierta profundidad, esas mismas razones para que él pueda elaborarlas conscientemente. La norma tenderá a surgir desde su interior y fundada en valores que nos comprometen a todos.
El conocer está siempre condicionado por nuestros sentimientos y emociones que nos hacen posible pensar en una determinada forma y nos dificultan hacerlo en otra. Lo razonable debe aparecer y hacerse “querible”. Debemos ser capaces de ayudar a pensar a fondo, de llegar a un juicio crítico.
Aprender a autogobernarse reclama una repetición suficiente de la norma en acción, hasta que paulatinamente se convierta en facilitadora de la buena actitud y de las conductas, que es la “virtud”.
El educando debe captar que la propuesta es:
· Algo razonable y claro
· Algo querible
· Algo posible
Es la acción concreta donde se confirma que ese tipo de conductas es razonable, querible y posible.
Establecer la norma razonable y valiosa no siempre es el fruto de un discurso, que a veces suena a moralina. Muchas veces es la resultante de un modo de conversar que estimula la propia reflexión del interesado, o bien, la toma de conciencia nítida de lo que realmente se espera de él.
El autogobierno es uno de los hábitos fundamentales que necesitamos contribuir a formar en nuestros hijos y alumnos. Los buenos límites siempre van de la mano de los verdaderos valores.
Ni represión ni permisividad. Sí “autogobierno”, como expresión de la afirmación de la persona que selecciona las conductas asumiendo las que sí tienen sentido y valor, y descartando las que no lo tienen, o no los tienen en igual medida. Este es el verdadero aprendizaje educativo.

¿Cómo educar en valores y límites?


Cuando un niño vive la experiencia de los valores en el seno de su hogar y de esa continuación básica que es la Educación Inicial (¡de tanta importancia!), podrá el día de mañana reflexionar, cuando haya llegado a la madurez de su capacidad de pensar profundamente y convertir las experiencias en convicciones propias de su edad y madurez. Pero los cimientos estarán en las experiencias vividas; ellas son el material sobre el cual es posible elaborar criterios sanos.
Cuando no existe aquella temprana experiencia previa, se deberá remontar una cuesta arriba mucho más dificultosa. Primero se vive, después se sabe cómo se debe vivir. Es el doloroso caso de todos los que de una u otra forma han sido educados en el fundamentalismo. Cuando llegan a cierta edad y deben convivir con las diferencias, no pueden comprender que exista algo de verdad y digno de respeto fuera de su propia mentalidad.
Así como se aprende el doloroso fundamentalismo, se aprende también la tolerancia, el respeto por el otro, la solidaridad, el sentido de la libertad, los valores y sus límites…
La primera tarea de los padres y de los docentes consiste en “ayudar a vivir un ambiente que permita la experiencia”, antes que la declaración de los valores.
La educación fluye como una consecuencia de una buena vida, allí donde se comienza a vivir.
El diálogo educativo nace con la vida misma. Cuando se dialoga se está fomentando un ejercicio fundamental para la madurez de la persona: su capacidad de pensar, de pensar para vivir.
El pensar, lejos de ser simplemente parte de la tarea de aprender saberes, es el ejercicio de descubrir razones y valores para nuestras conductas. Y es donde se encuentran la inteligencia y la libertad. Esta última necesita de la motivación de los valores descubiertos para sentirse llamada en la dirección razonable.
Cuando se vive todo el valor de la palabra en el proceso educativo, se está entrenando y enseñando esta doble y paradójica capacidad: la de pensar y la de querer. Porque el querer, como expresión de la adhesión afectiva a las cosas y conductas, sobreviene porque de alguna forma seria se han descubierto “valiosas”.
Una determinada metodología de aprendizaje puede llevar a adquirir muchos conocimientos, pero sin formar en la persona la capacidad de descubrir sólidamente la relación profunda de esos conocimientos con la vida. Cuando el objetivo es simultáneamente “aprender a pensar para vivir” y no sólo “aprender a pensar para saber”, se está cumpliendo con toda la razón de ser de este proceso de la palabra que lleva a la reflexión que funda convicciones.

La construcción que nos interesa
1. Comienza la construcción del edificio. Aparece un personaje que da órdenes terminantes de qué hay que hacer y cómo. No hay explicaciones. No hay consultas. Hay órdenes, sin dejar espacio para la creatividad del que debe poner manos a la obra. Lo curioso es que esa construcción estaba destinada para vivienda de quien pone el esfuerzo diario de sus manos; en todo el proceso estuvieron ausentes la intención, la comprensión, la aspiración y los intereses y afectos del propio realizador; la construcción de su propia vivienda; ¡era él mismo! Y la obra fue la negación de sí mismo. Y todo bajo el aspecto de búsqueda de su propio bien.
2. Otra forma de construir es cuando no hay nadie que conduzca ni oriente en ningún sentido. Todo es espontaneidad de cada momento. Resultó un edificio desorganizado. El problema sobrevino cuando debió habitarla. Todo parecía una fiesta de la libertad mientras construía ese edificio que ni siquiera había previsto que estaba destinado a ser su hogar. Habitándolo se encontraba con los absurdos que significaban doble esfuerzo, demoliciones y remiendos.
3. La resolución de los opuestos, de la paradoja es pensar en un arquitecto que le dé forma a los planos que responden a las aspiraciones del propietario. Entonces, con los planos y los materiales, con el apoyo del arquitecto que puede leer los planos y relacionarlos co la realidad, se irá construyendo el proyecto hasta convertirse en la casa deseada. Se confecciona un plano que evite los desatinos en la obra, no se trabaja solamente cuando “se sienten ganas”, sino que se mantiene la continuidad de la empresa
Así, en el proceso educativo surge la necesidad de un adulto que comprenda y descubra los modos de fortalecer la perseverancia del educando en la dirección correcta. La “virtud” como facilitadora del bien, se forja a partir de la repetición de los actos correspondientes.
· Se elige ser bueno
· Se elige ser justo
· Se elige ser solidario
· Se elige ser libre de los impulsos ciegos de la represión y de las arbitrariedades de la permisividad.
· Se elige ser libre cuando nos comprometemos con las razones y los valores que le dan sentido humano a nuestras vidas. La de cada uno junto con la de los otros.

¿Cuáles son las condiciones de la palabra que educa?


1. No desgastar la palabra, en un empleo repetitivo y fuera de contexto. Deberíamos empezar por regular nuestras intervenciones. No darle a todo el mismo valor y actuar ante toda irregularidad como si debiéramos convivir con pequeños adultos plenamente responsables. Algunas torpezas se irán con el tiempo, si el ambiente es normalmente sano. O habrá que descubrir y atacar su raíz. Otras son propias de lo que tenemos que ayudar a madurar.
2. Proceder sin miedos. Debemos partir de la mayor confianza posible en la racionalidad de nuestro reclamo y del derecho y deber que nos asiste para orientar su conducta. Creernos a nosotros mismos, en paz, y crear un “pequeño clima” de seriedad alrededor de lo que vamos a proponer o indicar. Quizás esperando un momento adecuado o actuando inmediatamente. En el caso posible de que se diera la segunda negativa, la sanción, proporcionada y nunca agresiva ni ofensiva para la dignidad del niño, deberá ser aplicada sin dudar un instante. Así la palabra conservará y acrecentará su valor. Pero también hay que saber que no todo se puede explicar siempre frente a insistentes preguntas y cuestionamiento de los más pequeños. Una buena conducción no es necesariamente un inagotable diálogo, sino también la adecuada definición de roles a través de gestos y palabras jamás humillantes ni altaneros, sino cordiales y razonables, pero firmes.
3. ¿Cómo alcanzar la confianza en nuestras palabras y en nuestras actitudes? La acción es la última y definitiva forma de aprender. Si nos animamos a preguntarnos por las verdades y certezas de ciertos valores que nunca pueden dejar de existir aunque tengamos la sensación de que “todo cambia”, de que “vale todo”. La necesidad de la verdad, del amor, de la justicia, de la lealtad, de la solidaridad, del justo pudor en defensa de la intimidad personal, de la tolerancia. De la no discriminación, de la piedad, de la capacidad de aceptación, del valor del esfuerzo, del aprendizaje del gobierno sensato de nuestros impulsos y deseos. Estos son criterios y valores permanentes, son absolutos y reclaman que orientemos nuestra vida hacia ellos.

¿Cuándo hay que tener la última palabra?


El proceso de educación no significa ni implica un debate permanente, sino una mostración razonable, clara, amable y estable de las conductas necesarias y convenientes. Dentro de ellas está el diálogo; pero en ciertas situaciones hay que hacer uso directo de la autoridad de que somos responsables ya que hay situaciones en que no hay nada que negociar.
Pero otras veces puede ser muy necesario dialogar, ya que pueden estar necesitando a través de lo que reclaman o niegan, descubrir un espacio nuevo y propio de autoafirmación.
Cuando los padres y docentes no hacen la fuerza necesaria, en lo que se transformó en una pulseada, porque son blandos o concesivos, el chico no se desarrolla adecuadamente. Tampoco cuando la fuerza desplegada por los adultos anula sus intentos de raíz.

Los límites: ¿Por qué? ¿Cuáles? ¿Cuántos? ¿Cuándo? ¿A quién? ¿Quién?


Nunca se educa para hoy.
Cuando creamos un ambiente sano de vida, se establecen unas relaciones humanas positivas que hacen fructificar lo mejor de cada uno de nosotros. Allí comienza el secreto de la educación. Todo sucede en el seno de la relación.
Educar es generar autoestima. Todo lo demás se puede lograr a partir de esta auto-apreciación y de esta conciencia general de que la vida personal nos pertenece y somos capaces de encontrar un lugar en el mundo para ser nosotros mismos. La autoestima junto con la estima de los otros, jamás es narcisismo.



¿Por qué? Allí donde hay valores porque hay humanidad, necesariamente deberán existir límites que los promuevan y protejan. Ser libres es ser seres que podemos y debemos elegir responsablemente; que necesitamos mantener una relación de armonía con nosotros mismos, con nuestros prójimos y las realidades sociales, con la naturaleza, y con el “misterio” en cuyo ámbito existimos. Los límites están en el entramado de la vida porque la vida está hecha de valores.



¿Cuáles? Hay un solo hogar para padres e hijos; hay una sola escuela para docentes y alumnos; hay una sola sociedad para dirigidos y dirigentes. Hay sí diferentes roles, pero una misma dignidad y unas mismas necesidades básicas. Cuando alguien está siendo mortificado en un ambiente, es porque alguien está oprimiendo, extralimitándose es sus derechos. Los límites que colaboren a mantener y fomentar el ámbito del encuentro, ésos son los que hay que cultivar. La reflexión nos ayuda a discernir cuando se trata sólo de costumbres que bien pueden cambiar sin que se afecte la calidad de la vida humana.



¿Cuántos? Pocos, claros y estables. Cuando se aprende a tener en cuanta normas básicas, que con el tiempo van integrándose con las que surgen de la nueva realidad de vida, se logra lo fundamental que es la experiencia de unos valores que merecen ser respetados. Estos constituyen la base de la educación y de la educabilidad que luego se extiende a los ámbitos generales de la existencia.



¿Cuándo? Cuando el ambiente permita distinguir entre la rabia que lleva a castigar y la razón que lleva a comprender. Cuando la circunstancia lleve a sentir que no se menoscaba el sentimiento de dignidad. Se deberá cuidar que la norma que se exija no se identifique con un acto de agresión al culpable. Cuando actuamos en nombre de la razón y del amor, la razón y el amor encontrarán siempre el camino del corazón de aquel a quien dirigimos. No es la urgencia de “corregir ya”; es la necesidad de que la corrección sirva y de que lo que hay que decir se entienda y se acepte. Hay que separar la rabia de la razón. Establecer límites no es una acción persecutoria sino un modo cordial de acompañar en el descubrimiento de los buenos caminos para ser buenas personas.



¿A quién? Es indispensable educar desde y para las diferencias, no es la uniformidad el modo exacto que debemos preservar.



¿Quién? Rol educativo, mediadores entre el ser humano niño que es el ser humano que está llamado a ser, pero esto supone una tarea indiscutible de aquel que está a su lado para acompañarlo a transitar ese camino. Al no haber resuelto claramente nuestras propias ambivalencias, al no haber definido cabalmente los criterios y valores que constituyen nuestra identidad adulta consciente, nos hemos vuelto padres y docentes permisivos. Los hemos privado de la figura mediadora entre el mundo del deseo espontáneo y el de la realidad. Los valores y los límites necesitan de educadores que hayamos comprendido que el mundo y la vida no pueden ser gelatinosos; que solo una buena estructura, ordenada y sólida, da garantías suficientes para una vida sana y feliz.

lunes, 10 de mayo de 2010

Amistad y Cariño

Los amigos están para animar en los malos momentos...

http://cuentosparadormir.com/infantiles/cuento/mirando-por-la-ventana

Aceptarnos tal cual somos

A travez de este cuento nos interesaria que los padres pudieran leerelo con sus hijos y asi poder enseñarle que: "Todos podemos conseguir grandes cosas, y tenemos en nosotros lo necesario para conseguirlas. No debemos darle importancia a la belleza exterior, y querer cambiar sólo por cómo nos vean los demás"

http://cuentosparadormir.com/infantiles/cuento/el-hada-fea

martes, 27 de abril de 2010

Valores

PERO... ¿QUE ES EL VALOR?


El valor es un termino abstracto, con un alto grado de relatividad, que se fundamenta básicamente en creencias y principios que surgen de la sociedad e influyen en la formación del individuo, el equilibrio, el dinamismo y la vitalidad de los hombres y mujeres que habitan en una sociedad determinada, siempre estará en función de la escala de valores efectivos.Cuando hablamos de valor, generalmente nos referimos a las cosas materiales, espirituales, instituciones, profesiones, derechos civiles, etc., que permiten al hombre realizarse de alguna manera.El valor es, entonces, una propiedad de las cosas o de las personas. Todo lo que es, por el simple hecho de existir, vale.El valor es pues captado como un bien, ya que se le identifica con lo bueno, con lo perfecto o con lo valiosoDe allí su importancia dentro de la Educación, no como hecho o actividad aislada, sino como una acción interna del individuo. El docente debe sentir y practicar el valor enseñado, pues él, constituye en sí mismo un ejemplo para los niños y niñas que enseña.






¿CUÁLES SON LAS CARACTERÍSTICAS DE LOS VALORES?



La humanidad ha adoptado criterios a partir de los cuales se establece la categoría o la jerarquía de los valores. Algunos de esos criterios son:



  • Durabilidad: los valores se reflejan en el curso de la vida. Hay valores que son más permanentes en el tiempo que otros.

  • Integralidad: cada valor es una abstracción íntegra en sí mismo, no es divisible.
  • Flexibilidad: los valores cambian con las necesidades y experiencias de las personas.

  • Satisfacción: los valores generan satisfacción en las personas que los practican.
  • Polaridad: todo valor se presenta en sentido positivo y negativo; todo valor conlleva un contravalor.

  • Jerarquía: hay valores que son considerados superiores (dignidad, libertad) y otros como inferiores (los relacionados con las necesidades básicas o vitales).

LAS JERANQUÍAS



De valores no son rígidas ni predeterminadas; se van construyendo progresivamente a lo largo de la vida de cada persona.




  • Trascendencia: los valores trascienden el plano concreto; dan sentido y significado a la vida humana y a la sociedad.

  • Dinamismo: los valores se transforman con las épocas.
  • Aplicabilidad: los valores se aplican en las diversas situaciones de la vida; entrañan acciones prácticas que reflejan los principios valorativos de la persona.

  • Complejidad: los valores obedecen a causas diversas, requieren complicados juicios y decisiones.

¿CÓMO VALORA EL SER HUMANO?



El proceso de valoración del ser humano incluye una compleja serie de condiciones intelectuales y afectivas que suponen: la toma de decisiones, la estimación y la actuación.
Las personas valoran al preferir, al estimar, al elegir unas cosas en lugar de otras, al formular metas y propósitos personales.
Las valoraciones se expresan mediante creencias, intereses, sentimientos, convicciones, actitudes, juicios de valor y acciones.
Desde el punto de vista ético, la importancia del proceso de valoración deriva de su fuerza orientadora en aras de una moral autónoma del ser humano
.



¿CUÁLES SON LOS TIPOS DE VALORES QUE EXITEN?


No existe una ordenación deseable o clasificación única de los valores; las jerarquías valorativas son cambiantes, fluctúan de acuerdo a las variaciones del contexto. Múltiples han sido las tablas de valores propuestas.
Lo importante a resaltar es que la mayoría de las clasificaciones propuestas incluye la categoría de valores éticos y valores morales.
(a)valores de lo agradable y lo desagradable
(b) valores vitales
(c) valores espirituales: lo bello y lo feo, lo justo y lo injusto, valores del conocimiento puro de la verdad
(d) valores religiosos: lo santo y lo profano
.




Escala de Valores


Las características de cada valor y su escala de importancia.

Valores Religiosos

  • Fin Objetivo: Dios.
  • Fin Subjetivo: Santidad.

  • Actividades: Culto interno y externo, virtudes sobre naturales.

  • Preponderancia: Toda la persona dirigida por la Fe.

  • Necesidad de satisface: Autorrealización.

  • Tipo de persona: Santo.

  • Ciencia que lo estudio: Teología.

Valores Morales

  • Fin Objetio: Bondad.
  • Fin Subjetivo: Feliciad.

  • Actividades: Virtudes Humanas.

  • Preponderancia: Libertad dirigida por la Razón.
  • Necesidad de satisface: Autorrealización.

  • Tipo de persona: Integra.

  • Ciencia que lo estudio: Etica.

Valores Estéticos

  • Fin Objetivo: Belleza.

  • Fin Subjetivo: Gozo de la armonia.

  • Actividades: Contemplación, creación, interpretación.
  • Preponderancia: Toda la persona ante algo material.

  • Necesidad de satisface: Autorrealización.
  • Tipo de persona: Integra.

  • Ciencia que lo estudio: Estética.

Valores Intelectuales

  • Fin Objetivo: Verdad
  • Fin Subjetivo: Sabiduría

  • Actividades: Abstracción y Construcción

  • Preponderancia: Razón

  • Necesidad que satisface: Autorrealización

  • Tipo de Persona: Íntegra

  • Ciencia que lo estudio: Lógica

Valores Afectivos

  • Fin Objetivo: Amor

  • Fin Subjetivo: Agrado, afecto, placer

  • Actividades: Manifestaciones de afecto, sentimientos y emociones

  • Preponderancia: Afectividad

  • Necesidad que satisface: Del Yo

  • Tipo de Persona: Sensible

  • Ciencia que lo estudio: Psicología

Valores Sociales

  • Fin Objetivo: Poder

  • Fin Subjetivo: Fama, prestigio

  • Actividades: Relación con hombre masa, liderazgo, política

  • Preponderancia: Capacidad de interacción y adaptabilidad

  • Necesidad que satisface: Sociales

  • Tipo de Persona: Famosa, líder, política

  • Ciencia que lo estudio: Sociología

Valores Físicos

  • Fin Objetivo: Salud

  • Fin Subjetivo: Bienestar Físico

  • Actividades: Higiene

  • Preponderancia: Cuerpo

  • Necesidad que satisface: Fisiológicas

  • Tipo de Persona: Atleta

  • Ciencia que lo estudio: Medicina

Valores Económicos

  • Fin Objetivo: Bienes, riqueza
  • Fin Subjetivo: Confort

  • Actividades: Administración

  • Preponderancia: Cosas a las que se da valor convencional

  • Necesidad que satisface: Seguridad

  • Tipo de Persona: Hombre de Negocios

  • Ciencia que lo estudio: Economía



Conoces los valores

Decencia: La decencia es el valor que nos hace conscientes de la propia dignidad humana, por él se guardan los sentidos, la imaginación y el propio cuerpo, de exponerlos a la morbosidad y al uso indebido de la sexualidad.

Autodominio: Es el valor que nos ayuda a controlar los impulsos de nuestro carácter y la tendencia a la comodidad mediante la voluntad. Nos estimula a afrontar con serenidad los contratiempos y a tener paciencia y comprensión en las relaciones personales.


Pulcritud: El vivir el valor de la pulcritud nos abre las puertas, nos permite ser más ordenados y brinda en quienes nos rodean una sensación de bienestar, pero sobre todo, de buen ejemplo.

Objetividad: La Objetividad es el valor de ver el mundo como es, y no como queremos que sea.


Puntualidad: El valor que se construye por el esfuerzo de estar a tiempo en el lugar adecuado.

Sacrificio: Siempre es posible hacer un esfuerzo extra para alcanzar una meta ¿Por qué no hacerlo para servir mejor a los demás.

Consejo: Una palabra acertada y expresada en el momento justo, logrará un cambio favorable en la vida de quienes nos rodean.

Patriotismo: El valor que nos hace vivir plenamente nuestro compromiso como ciudadanos y fomentar el respeto que debemos a nuestra nación.

Aprender: El valor que nos ayuda a descubrir la importancia de adquirir conocimientos a través del estudio y la reflexión de las experiencias cotidianas.

Docilidad: Es el valor que nos hace conscientes de la necesidad de recibir dirección y ayuda en todos los aspectos de nuestra vida.

Sensibilidad: Es el valor que nos hace despertar hacia la realidad, descubriendo todo aquello que afecta en mayor o menor grado al desarrollo personal, familiar y social.

Amor: Todos lo necesitamos, todos podemos darlo. Sin él nuestra vida pierde sentido.

Obediencia: La obediencia es una actitud responsable de colaboración y participación, importante para las buenas relaciones, la convivencia y el trabajo productivo.

Superación: La superación no llega con el tiempo, el simple deseo o con la automotivación, requiere acciones inmediatas, planeación, esfuerzo y trabajo continuo.

Autoestima: No basta tener seguridad en nuestras capacidades, el valor de la autoestima esta fundamentado en un profundo conocimiento de nosotros mismos.

Compromiso: Comprometerse va más allá de cumplir con una obligación, es poner en juego nuestras capacidades para sacar adelante todo aquello que se nos ha confiado.

Compromiso: Comprometerse va más allá de cumplir con una obligación, es poner en juego nuestras capacidades para sacar adelante todo aquello que se nos ha confiado.

Libertad: Un valor que todos reconocemos, pero que pocos sabemos defender, o del cual podemos abusar.

Comprensión: Cuando alguien se siente comprendido entra en un estado de alivio, de tranquilidad y de paz interior. ¿Qué hacer para vivir este valor en los pequeños detalles de la vida cotidiana?

Confianza: Los hombres no podríamos vivir en armonía si faltara la Confianza.

Bondad: La bondad perfecciona a la persona porque sabe dar y darse sin temor a verse defraudado, transmitiendo aliento y entusiasmo a quienes lo rodean.

Los valores son producto de cambios y transformaciones a lo largo de la historia.

En sentido humanista, se entiende por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo cual perdería la humanidad o parte de ella. El valor se refiere a una excelencia o a una perfección. Hablar de valores humanos significa aceptar al hombre como el supremo valor entre todas las realidades humanas, y que no debe supeditarse a ningún otro valor terreno, dinero estado, ideología.

lunes, 19 de abril de 2010

La familia y la Educaciòn


Cuando se habla de educación inicial se debe considerar también a las familias en primer lugar, y a la comunidad en general, como participantes activos del proceso de educación del niño.


La función de la escuela no es la de sustituir a la familia, sino la de integrar y profundizar su acción, prosiguiendo y extendiendo con nuevas y mayores experiencias de vida y de socialización, en unidad de esfuerzos y de dirección.



Los objetivos de la educación inicial están fundados en la convicción que el niño debe ser desarrollado integralmente, con sus capacidades, actitudes poderes y necesidades. Esto implica que recibimos un niño“entero”que nos ofrece la familia y que nos preparamos a educarlo a partir de su historia personal y de su vida en familia; continuando e integrando en íntima participación la obra de la familia, asumiendo al niño como es, en su complejidad de influencias. La escuela se convierte de este modo en mediadora de lo que el niño es en su realidad natural y familiar y aquello en que puede convertirse a través de las experiencias de aprendizaje y de vida comunitaria.




FAMILIA Y ESCUELA.







Familia y Escuela son un arco referencial imprescindible para la incorporación de un nuevo ser humano a la sociedad; pero, este marco se encuentra a merced de los avatares impuestos por transformaciones diversas que han de asumir ambas instituciones si quieren responder a su tarea educativa y socializadora.


Los cambios de la sociedad actual son rápidos y profundos, los sujetos no están preparados para adaptarse a ellos en los diversos niveles: biológicos, psicológico y social. La complejidad cada vez mayor, que la caracteriza, demanda una nueva visión educadora de la familia y la escuela, lo que exige su compromiso para trabajar unidas en un proyecto común.



El objetivo principal de esta aportación es crear un espacio de reflexión sobre la necesidad de tomar conciencia de la importancia de la formación en educación familiar para ayudar a:

  • Los profesionales de la educación y a los padres a mejorar las relaciones escuela-familia como una medida de calidad de la enseñanza y prevención del fracaso escolar.

  • Los padres a tomar conciencia de su papel en la educación de sus hijos para responder a las nuevas necesidades educativas que presentan.

Antes de profundizar más en el tema debemos recordar la definición de los términos Familia, Escuela y Sociedad.
Familia: Es un conjunto de personas unidas por lazos de parentesco que son principales de tres tipos:

  • Matrimonio, en el seno de una pareja, o de más personas en el caso de las sociedades polígamas,

  • Filiación entre padres e hijos y

  • Relación entre hermanos.



Sociedad: La sociedad es el conjunto de personas que comparten fines, preocupaciones y costumbres, y que interactúan entre sí constituyendo una comunidad. También es una entidad poblacional o hábitat, que considera los habitantes y su entorno, todo ello interrelacionado con un proyecto común, que les da una identidad de pertenencia.



Ahora bien, considerando que los sistemas familiares varían ampliamente en las distintas culturas, el espectro de contactos que experimenta el niño no es, en absoluto, el mismo en todas ellas. La madre es normalmente el individuo más importante tras el nacimiento del niño, pero, la naturaleza de las relaciones establecidas entre madres e hijos está influida por la forma y la regularidad de dicho contacto. Esto depende, por lo tanto, del carácter de las instituciones familiares y su relación con otros grupos sociales.



Algunos niños crecen en hogares con los padres únicamente, a otros los cuidan dos agentes maternos y paternos (padres divorciados y sus padrastros). Una elevada proporción de mujeres con familia trabaja fuera de de casa y regresa a su trabajo relativamente pronto después del nacimiento de sus hijos. El contexto para la socialización del niño puede ser muy negativo. Por ejemplo, actualmente un porcentaje considerable de niños son sometidos a la violencia o al abuso sexual de su padre, de niños mayores o de otros adultos, estas experiencias tienen efectos a largo plazo en sus vidas posteriores; sin embargo, la familia sigue siendo normalmente la principal agencia de socialización desde la infancia a la adolescencia e incluso después, en una secuencia de de desarrollo que conecta a las generaciones.




Las familias ocupan diferentes posiciones dentro de las instituciones generales de una sociedad. En las sociedades más tradicionales, la familia en la que se nace determina en alto grado la posición del individuo para el resto de su vida, los niños adoptan formas de comportamiento características de sus padres o de otros individuos del vecindario o la comunidad.
Dentro de la sociedad los educando encuentran lo conocido como relaciones entre pares como otra agencia socializadora fuera del círculo familiar. Esto es el grupo de amigos que se alguna u otra manera contribuyen con la formación e integración dentro de la sociedad. En algunas culturas, los grupos de pares se formalizan por grados de edad. Cada generación tiene ciertos derechos que varían a medida que aumenta la edad 8estos grupos se ve mas frecuentemente entre los varones), los que pertenecen a un grado de edad concreto mantienen normalmente un contacto estrecho y amistoso durante toda la vida.



FAMILIA Y ESCUELA: EDUCAR PARA VIVIR EN COMUNIDAD



La forma más perfecta de la comunidad es la familia.
La familia como primer ámbito educativo necesita reflexionar sobre sus pautas educativas y tomar conciencia de su papel en la educación de sus hijos. La complejidad de la realidad actual se le escapa y esto repercute en la vida del niño, conllevando problemas escolares y familiares que surgen en la realidad diaria: desinterés, falta de motivación, dependencia, bajo rendimiento, fracaso escolar, violencia, etc., que no se pueden achacar a la sociedad en abstracto, a la familia, a la escuela o a los alumnos, de manera independiente como “compartimentos estanco”, sino que la interacción de todos ellos es la que propicia esta situación.



El niño comienza su trayectoria educativa en la familia que la escuela complementa. Por tanto, familia y escuela son dos contextos próximos en la experiencia diaria de los niños, que exige un esfuerzo común para crear espacios de comunicación y participación de forma que le den coherencia a esta experiencia cotidiana. La razón de este esfuerzo se justifica en sus finalidades educativas dirigidas al crecimiento biológico, psicológico, social, ético y moral del niño, en una palabra, al desarrollo integral de su personalidad.

De la coordinación y armonía entre familia y escuela va a depender el desarrollo de personalidades sanas y equilibradas, cuya conducta influirá en posteriores interacciones sociales y convivencia en grupo, que crearán un nuevo estilo de vida.


La escuela se sitúa en el segundo espacio, de vital importancia, en la vida de los niños y niñas. Entre sus objetivos se encuentra: fomentar la participación, cooperación y colaboración entre los alumnos. En consecuencia, la puesta en práctica de los valores comunitarios y democráticos que se proponen en la familia y la escuela, formarían parte de las experiencias y vivencias de los alumnos, desde los dos ámbitos en los que interactúa cada día, configurando su identidad y el concepto que de sí mismo van adquiriendo.



En una sociedad como la nuestra, la familia y la escuela han de tener claros sus papeles y fomentar la vida comunitaria, como fundamento de toda posterior experiencia social.



Para la familia es de gran significación el hecho de que sus hijos puedan asistir a la escuela, a los efectos de la obtención de una certificación imprescindible para una futura inserción laboral.
La escuela y la familia son dos instituciones que se influyen mutuamente y son determinantes en los procesos formativos de los sujetos.




DESAFIO PARA DOCENTES




El docente de la escuela media se encuentra hoy frente a nuevas realidades y debe aprender a identificar en los entornos culturales de los alumnos las pautas de interacción, los valores circulantes y las expectativas con referencia al sentido de la escolarización. Asimismo, debe aprender a diferenciar las situaciones de riesgo o de marginación y desigualdad social que puedan llevar a la exclusión. Además, debe meditar acerca de los contenidos a enseñar a determinado grupo de alumnos, y reflexionar sobre la práctica educativa que realiza con relación a los planteamientos de la institución educativa en la que se desempeña. Y finalmente, debe aprender a compartir las experiencias profesionales y humanas con otros.


CAMBIOS FUNDAMENTALES EN LA SOCIEDAD ACTUAL Y SUS REPERCUSIONES EN LA ESCUELA.


Los avances científicos y tecnológicos han supuesto cambios muy rápidos. Se suceden de forma vertiginosa, no dando lugar a que el hombre pueda interiorizarlos y adaptarse a las nuevas exigencias que estas transformaciones van imponiendo al mundo de la cultura, mucho más lento en su evolución.

Estos cambios, que afectan a la educación familiar, se sitúan en dos planos: interno y externo:

  • Interno. La familia necesita un marco de referencia para guiar, orientar y educar a sus hijos, porque sumergida en un mundo cambiante, cuya inestabilidad e incertidumbre fomenta inseguridad y miedo, se encuentra confundida, las viejas creencias, los valores vividos, en definitiva, la educación recibida no le sirve para educar a su generación actual.


  • Externo. La familia se encuentra en medio de contrastes ante los cuales se siente sobrepasada y se pregunta cómo responder a las demandas de sus hijos que están fuera de los esquemas de sus propias experiencias y vivencias.


En este contexto, la familia tradicional aparece desdibujada, ha perdido sus antiguos puntos de sustentación, se han venido abajo los grandes pilares que sostenían sus creencias y cimentaban los roles atribuidos a los diferentes miembros de la familia, por ejemplo: el hombre, en la figura del padre, no representa la autoridad como pilar de fuerza y poder; la mujer, en la figura de madre, no representa el amor como pilar de sumisión y abnegación y la sexualidad, no representa lo puro y misterioso como pilar de reproducción… Esta situación le impide saber plantear pautas educativas que respondan a las necesidades actuales de sus hijos.
En definitiva, la familia se encuentra buscando nuevos pilares donde asentar una nueva identidad
.









lunes, 12 de abril de 2010

¿QUÉ EXPECTATIVAS TIENE LA FAMILIA RESPECTO A LA EDUCACIÓN INFANTIL?

Nadie duda de que la familia desempeña un papel fundamental en la socialización del niño/a, porque por un lado garantiza su supervivencia física y por otro lado es el lugar donde el niño adquiere los aprendizajes básicos que le servirán para la inserción en la vida social.
La familia es la encargada de la educación afectiva, emocional y social; pero los cambios y las prioridades actuales han dado lugar a que la función educativa y socializadora de la familia cambie, al igual que también han cambiado los valores y las expectativas familiares respecto a la vida en sociedad.

EXPECTATIVAS FAMILIARES RESPECTO A LA EDUCACIÓN INFANTIL.

Estas expectativas van a depender en la mayoría de los casos de la zona en la que viva la familia, si es la gran ciudad o si es una zona rural, características singulares de cada familia, ciclo del que se trate, nivel cultural y económico de los padres.



Las principales posiciones o posturas respecto a la Educación Infantil, son las siguientes:

1-Total desintés por la Educación Infantil.

Nos encontramos con madres y padres que opinan que en la escuela no se hace nada, que los niños van a perder el tiempo y que para eso se quedan “acostaditos en sus casas o pasándolo bien con su familia, que los cuidan más”. Esta postura, también tenemos que señalar que se corresponde con un gran rechazo hacia el maestro/a y hacia la figura que representa.

2-Padres que no tienen ninguna exigencia desde el punto de vista educativo y se fijan sólo en el asistencial.

En estos casos, la familia piensa que el niño es aún muy pequeño para aprender, pues ellos desconocen la trascendencia que tiene esta etapa para la vida. En cambio, sí están muy conformes con que el niño “esté recogido” mientras ellos trabajan, que esté atendido pues no tienen donde dejarlo.

3-Exigencia tanto asistencial como educativa

Esta es una postura intermedia, que tiene una exigencia tanto asistencial como educativa, considerando la educación infantil como un anticipo de la educación obligatoria.
Los padres plantean argumentos como el siguiente:”el niño está en la escuela bien atendido, y de paso, que aprenda algo y se vaya preparando para cuando empiece el colegio de verdad”.


4-Gran interés y valoración de la Educación Infantil.

Nos encontramos con una postura en la que los padres y madres son plenamente conscientes de las posibilidades educativas que ofrece la Educación Infantil y de la importancia que tiene esta para el desarrollo integral de los niños y niñas, es decir desarrollo físico, intelectual, del lenguaje, afectivo y social.

Afortunadamente, en la sociedad actual, esta posición va calando en las familias, entendiendo que la Educación Infantil complementa de manera positiva la acción educativa familiar, ya que esta etapa persigue y cumple las siguientes funciones:

Función socializadora: integrando a niños y niñas y relacionándolos con adultos y con sus iguales, aprendiendo normas y hábitos.

Compensación de desigualdades: ya que aquí se trata a todos los niños y niñas por igual, sin tener en cuenta el lugar de procedencia ni su status social, ofreciendo las mismas oportunidades, materiales de juego, normas.

Optimizadora del desarrollo del alumno: Se persigue y trabaja el desarrollo integral de los niños y niñas de esta edad.

Ayuda y continuidad a la educación familiar: ya que la Educación Infantil trabaja conjuntamente con la familia, pues los dos persiguen el mismo objetivo y este se conseguirá más fácilmente si existe coordinación entre los dos elementos.

La Educacion.


La educación, (del latín educere "guiar, conducir" o educare "formar, instruir") puede definirse como:



  • El proceso mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar. La educación NO sólo se produce a través de la palabra: está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes.

  • Es la vinculación y concienciación cultural, moral y conductual. Así, a través de la educación, las nuevas generaciones asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores, creando además otros nuevos.

  • Proceso de socialización formal de los individuos de una sociedad.

  • La educación se comparte entre las personas por medio de nuestras ideas, cultura, conocimientos, respetando siempre a los demás. Ésta no siempre se da en el aula.


Existen tres tipos de educación: la formal, la no formal y la informal.


  1. La educación formal hace referencia a los ámbitos de las escuelas, institutos, universidades, módulos..

  2. La no formal se refiere a los cursos, academias, etc.

  3. La educación informal es aquella que abarca la formal y no formal, pues es la educación que se adquiere a lo largo de la vida.

El objetivo de la educación es:



  • Incentivar el proceso de estructuración del pensamiento, de la imaginación creadora, las formas de expresión personal y de comunicación verbal y gráfica.

  • Favorecer el proceso de maduración de los niños en lo sensorio-motor, la manifestación lúdica y estética, la iniciación deportiva y artística, el crecimiento socio afectivo, y los valores éticos.

  • Estimular hábitos de integración social, de convivencia grupal, de solidaridad y cooperación y de conservación del medio ambiente.

  • Desarrollar la creatividad del individuo.

  • Fortalecer la vinculación entre la institución educativa y la familia.

  • Prevenir y atender las desigualdades físicas, psíquicas y sociales originadas en diferencias de orden biológico, nutricional, familiar y ambiental mediante programas especiales y acciones articuladas con otras instituciones comunitarias.